Hoy en día los medios de comunicación son una gran influencia social, la cual nos acompaña desde que tenemos razón de ser. En este caso, me gustaría centrarme en la televisión, un medio de comunicación de masas muy popular desde el año de su creación. En concreto, me centraré de la influencia de la “tele” en el desarrollo de la personalidad de un niño.
Los niños poseen varios grupos sociales que les influyen en su crecimiento y desarrollo de la personalidad: familia, escuela, amigos y también, por qué no, los medios de comunicación de masas.
Es bien sabido que cuando los niños son pequeños son como pequeñas esponjas que “absorben todo tipo de información con gran facilidad”, por eso se ha de guardar especial cuidado con lo que se les muestra.
Podría decirse que el primer contacto de un niño con un medio de comunicación es la televisión, delante de la cual en algunas ocasiones llega a pasar más de 3 horas diarias.
Si un niño pasa tantas horas delante de un televisor, el cual en numerosas ocasiones viendo programación que no es acorde a su edad, se forma en relación a lo que está acostumbrado a ver y oir. Como consecuencia de todo esto, según Giovanni Sartori en su libro “Hommo viden: la sociedad teledirigida”, el niño crece perdiendo la capacidad de abstracción de la información y pasa de ser “hommo sapiens” a ser “hommo videns”, es decir, un hombre que se limita a ver sin abstraer, juzgar y proporcionar su opinión a cerca de las cosas que le rodean.
En definitiva, los medios de comunicación son una gran influencia social, que en ocasiones beneficia (entretenimiento, poder de comunicación global…), y en otras perjudica (pérdida de la intimidad o pérdida de la capacidad de abstracción).